Gracias, Apolo.
Hay que tener en cuenta que, como casi todo en Astronomía, las auroras son más un espectáculo fotográfico que visual. Si la actividad solar es muy, muy fuerte (en caso de tormenta solar, por ejemplo) entonces sí que se puede ver el cielo lleno de luces, a veces el brillo es capaz de hacer sombras.
Pero en el caso de una actividad normal la aurora se adivina más que otra cosa. Hay que tener los ojos completamente habituados a la oscuridad y entonces empiezas a ver, sobre todo con visión lateral, que en el cielo hay manchas de color…aunque el color se adivina más que verse. Cuando llevas un rato observando, siempre esforzando la visión al máximo, eres capaz de apreciar cómo las formas evolucionan con el tiempo.
En las fotos, en cambio, sí que se ve todo un espectáculo, pero que nadie piense que las auroras se ven como en las fotos. Es similar a la diferencia entre ver la Vía Láctea en verano a simple vista y en una foto de varios segundos de exposición. En foto resulta mucho más impresionante. Lo digo porque si alguien espera ver lo de las fotos con sus propios ojos lo más probable es que se lleve un chasco. A menos que tenga una suerte extraordinaria y consiga una actividad auroral fuera de lo común. 🙂